En los Países Bajos, la estatua de una mujer negra representa las posiciones
CARTA DEL BENELUX

Con casi 4 metros de altura, las manos en los bolsillos de sus pantalones anchos, zapatillas en los pies y una mirada orgullosa: la estatua de una joven negra que entroniza desde el 2 de junio en la Place de la Gare, una de las más consumidas. lugares de Róterdam, se convirtió rápidamente en el monumento más fotografiado de los Países Bajos. Y el tema de toda la polémica en un reino dividido entre el cosmopolitismo y el conservadurismo.
Ofrenda a la ciudad por la fundación filantrópica Droom en Daad («soñar y actuar»), que pretende trabajar para el embellecimiento de las ciudades, la estatua de bronce, bautizada Momentos contenidos, fue realizado por el escultor británico Thomas J. Price, interesado en dar cabida a las minorías, especialmente a las mujeres negras, en el espacio público. Su serie “Everymen” y “Everywomen”, contenida en el Reino Unido, se compone de figuras anónimas y contemporáneas que este londinense pretende oponer a las estatuas de dignatarios, soldados y otras figuras de guerra o colonización.
Si Ahmed Aboutaleb, el alcalde socialdemócrata de Róterdam, había previsto que la estatua, colocada frente a la entrada de la estación central, tendría éxito, Gunay Uslu, el secretario de estado de cultura liberaldemócrata, esperaba que ella generara mucha discusión, “cuál es el pero de la cultura”, ella dijo. Uno y otro, sin embargo, no imaginaban ni el entusiasmo ni el alcance de la polémica que se iba a suscitar en el seno de una sociedad donde el movimiento Black Lives Matter ya enfrentó en los últimos años al país con su pasado colonial.
Una estatua “banal, aburrida” según un columnista
Durante la inauguración, cientos de habitantes se agolparon alrededor de la obra. Las mujeres negras la besaban, otras multiplicaban fotos y selfies a sus pies, los niños retozaban a su alrededor aplaudiendo. “Algo está pasando aquí. Allí se está escribiendo una página de historia”. dijo Tara Lewis, periodista del canal BNNVARA, impresionada, dijo, por la emoción y diversidad del público presente.
Pero, al día siguiente, una nota firmada por Rosanne Hertzberger, columnista del diario de referencia NRC, iniciar la polémica. Ella describe la estatua como «banal, aburrido» y se pregunta en qué era necesario dedicar una persona «que no hizo nada en particular». Retransmitiendo el debate cultural en torno a la cuestión del trato a las minorías que agita a los Países Bajos como a muchos países europeos, vio en el entusiasmo suscitado por la obra de Thomas J. Price una «signo de los tiempos» : “El mero hecho de ser mujer, tener una discapacidad, llevar velo, tener la piel oscura y, mejor aún, una combinación de todas ellas ya es suficiente para ser izada en el baluarte”, escribió, abogando por una sociedad donde todos serían juzgados por sus acciones en lugar de solo por su identidad.
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