El deber de vigilancia avanza en Europa
Compañías. 1oh En junio, pocas semanas después del décimo aniversario del desastre del Rana Plaza, el Parlamento Europeo aprobó una directiva sobre el deber de vigilancia de las empresas multinacionales. Après la loi française de 2017 et la loi allemande de 2021, ce prix de position ne garantit pas encore son adoption par l’Union européenne, mais elle se manifeste avec force la progression en Europe d’une conception française de l’entreprise et de la mundialización.
El 24 de abril de 2013, en un suburbio cerca de Dhaka, Bangladesh, un edificio de nueve pisos se derrumbó, provocando, con más de 1.100 personas muertas y miles de heridos, el desastre más mortífero en la historia de la industria textil. El edificio albergaba talleres de costura que trabajaban para las principales marcas de moda. La tragedia desencadenó una emoción muy fuerte en todo el mundo y casi todos estos directores admitieron haber sido cegados por el peligro que corrían estos trabajadores por parte de sus subcontratistas.
Esta conciencia condujo a una innovación francesa: la ley del 27 de abril de 2017 sobre el deber de vigilancia de las empresas multinacionales. Les obliga a implantar, a lo largo de su cadena de suministro, un plan de prevención obtenido en el respeto de los derechos fundamentales de los trabajadores. Esta ley no dejó de provocar obstinadas críticas y oposición. De hecho, se podría cuestionar la eficacia de dicho plan de vigilancia cuando las cadenas de suministro son largas y complejas.
Un nuevo enfoque social
Pero la importancia de los intereses humanos en cuestión debería entonces motivar la búsqueda de circuitos más controlables. Sobre todo, se critica a la ley por atribuir a las empresas peligros que no son culpa suya. O bien, la ley no decía eso y recordaba un principio de gran fuerza doctrinal. El Estado es legítimo para imponer normas de » buena administracion «cuando la actividad o poder de una empresa pueda causar peligro a otros.
Por lo tanto, la empresa de alquiler de coches debe comprobar que su cliente tiene permiso de conducir. Así, la ley sólo exige que la empresa demuestre que toma medidas preventivas serias y documentadas para evitar trabajar con proveedores que no respeten estos derechos.
Esta concepción cruzó por primera vez las fronteras de Francia con una ley similar adoptada en Alemania en junio de 2021. Por lo tanto, la reciente votación del Parlamento Europeo confirma la difusión en todo el continente de una concepción más responsable del papel de las empresas en la globalización. Es cierto que el tamaño de las empresas en cuestión, el alcance de los derechos bajo vigilancia, las sanciones asociadas al incumplimiento de los requisitos, aún están por determinar y nada dice que se adoptará una directiva exigente. Pero, ¿quién hubiera apostado en 2017 por semejante acogida europea cuando muchos vieron en esta ley un error francés?
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