carta al secretario general de la ONU y al presidente del Banco Mundial

miomo economistas y formuladores de políticas comprometidos con abordar la desigualdad extrema en todo el mundo, hacemos un llamado a su liderazgo para garantizar que las Naciones Unidas, a través de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como el Banco Mundial con nuevas metas e indicadores estratégicos vitales, permitan redoblar esfuerzos para luchar contra las crecientes desigualdades extremas.

Vivimos en una época de desigualdad económica extraordinariamente alta. La pobreza extrema y la riqueza extrema han aumentado brusca y simultáneamente por primera vez en veinticinco años. Entre 2019 y 2020, la desigualdad global creció más rápido que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial.

El 10% más rico de la población mundial recibe actualmente el 52% de los ingresos globales, mientras que la mitad más pobre de la población gana solo el 8,5%. Miles de millones de personas enfrentan las terribles dificultades del aumento de los precios de los alimentos y el hambre, mientras que la cantidad de multimillonarios se ha duplicado en la última década.

Lea también: Artículo reservado para nuestros suscriptores “Una nueva normalidad”: el hambre mundial continúa en niveles muy altos

Sabemos que la alta desigualdad socava todos nuestros objetivos sociales y ambientales. El Informe sobre el desarrollo mundial de 2006 y muchos otros estudios han demostrado que las desigualdades extremas que vemos hoy tienen un efecto destructivo en la sociedad. Corroen nuestra política, destruyen la confianza, obstaculizan nuestra prosperidad económica colectiva y debilitan el multilateralismo. También sabemos que sin su fuerte reducción, los objetivos gemelos de acabar con la pobreza y prevenir el colapso climático claramente estarán en tensión.

Sin supervisión adecuada

En 2015, todos los gobiernos del mundo tomaron una decisión histórica al establecer un objetivo de desarrollo sostenible para reducir las desigualdades (ODS 10). Sin embargo, y además a raíz de la pandemia del Covid-19 y luego de la crisis inflacionaria mundial, las desigualdades se agravan para muchas víctimas. SDG10 sigue siendo en gran parte ignorado. Igualmente preocupante, el enfoque principal de este proyecto, basado en el Objetivo de Prosperidad Compartida del Banco Mundial, no mide ni monitorea adecuadamente los aspectos clave de la desigualdad. Los datos de la encuesta de hogares muestran que un país con una tendencia positiva en “prosperidad compartida” ha visto aumentar simultáneamente la desigualdad según otros indicadores, como el índice de Palma (un indicador de desigualdad inventado en 2011 por el economista chileno Gabriel Palma), incluso en países como Mongolia, Chile o Vietnam.

Te queda el 57,37% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.