Bègles quiere poner a prueba la legalización del cannabis recreativo
Todo comenzó con un tuit. En enero, el alcalde de Bègles, municipio de la metrópoli de Burdeos, Clément Rossignol-Puech (Europe Ecologie-Les Verts, EELV), descubre el último informe del Consejo Económico, Social y Medioambiental (CESE). Titulado «Cannabis: salir del statu quo, hacia la legalización prohibida», ve con buenos ojos la cuestión de la legalización y hace reaccionar inmediatamente al concejal belga. “Tuve una reacción instintiva. Me dije a mí mismo, ¡otro informe nacional relevante que se utilizará para calzar un armario! Mientras los alcaldes nos enfrentamos al tráfico de estupefacientes, y principalmente de cannabis, y cada vez es peor. »
Entonces, Clément Rossignol-Puech tuitea. Indica que le está proponiendo a Emmanuel Macron hacer su comuna «el primer territorio experimental para el cultivo, venta y consumo prohibido de cannabis recreativo». Inmediatamente, este tuit adquiere cobertura mediática. Y se lanza el proyecto. «Salió así, el explica. Conocía el tema, pero no había trabajado en la cuestión de la experimentación local. Lo discutí con mi equipo, quienes están unidos y convencidos. »
Así que le escribe a Emmanuel Macron para formalizar su pedido. “La idea no es crear un revuelo mediático, defiende al alcalde de Bègles, pero avanzar en la reflexión y llegar hasta la experimentación, porque creo que es una manera de salir del bache en el que estaremos mirando, en cuanto a legislación, uso y gestión del cannabis en Francia. » Para Clément Rossignol-Puech, «Movará las líneas, estoy seguro, porque el tema está maduro, y para salir de la caricatura del todo represivo que conocemos actualmente».
Colectivo de experimentación
Desde enero sigue analizando el tema, señalando por ejemplo que el mercado de este estupefaciente representa entre 2.000 y 4.000 millones de euros. «en manos del tráfico paralelo», para 1 millón de consumidores muy regulares, si no diarios. Según el funcionario electo, el objetivo de este experimento es avanzar hacia la legalización prohibida, y no hacia la prohibición. “Sobre la legislación complementaria más represiva de Europa y el mayor número de consumidores de Europa, y seguimos empantanados en la represión. El 80% de la financiación pública es para represión, el 20% para prevención, vemos que no funciona”, lamenta el ecologista.
En Bègles, Clément Rossignol-Puech desea realizar este experimento «colectivamente», con un grupo de socios: la Agencia Regional de Salud, médicos especialistas, psicólogos, trabajadores sociales, especialistas en cultivo de cáñamo, electos locales, parlamentarios, Estado, policía, justicia y asociaciones de consumidores. La meta, «sembrar, cultivar, transformar, distribuir, consumir, controlar», dice el edil.
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