Antiterrorismo, UE, F-16: lo que gana Turquía con el visto bueno a la adhesión de Suecia a la OTAN |  Internacional

Antiterrorismo, UE, F-16: lo que gana Turquía con el visto bueno a la adhesión de Suecia a la OTAN | Internacional

Tras un año de duras negociaciones, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha asumido, en la vispera de la cumbre de la NATO en Vilnius, el compromiso de desbloquear la entrada de Suecia en la Alianza Atlántica. Ha sido un proceso tenso, en que Ankara ha logrado concesiones tangibles por parte del país nórdico, sobre todo en materia de antiterrorismo. También la disposición de EE UU vendió más aviones de combate F-16 y la apertura de nuevas perspectivas de cooperación con la UE.

Suecia concesiones

El principal argumento esgrimido por Turquía para bloquear la entrada de Suecia — cada nueva adhesión requiere unanimidad de los aliados — eran los reproches por una política antiterrorista considerada inadecuada, sobre todo con respecto al PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos,) calificado de organización terrorista por la UE, EE UU y Turquía. Estocolmo reformó su legislación contra el terrorismo. Y la semana pasada un tribunal emitió una importante sentencia de condena sobre la base de esa reforma.

El país nórdico también accedió a firmar un pacto bilateral de seguridad con Turquía, en virtud del cual se reunirán de forma anual a nivel ministerial. Suecia se ha comprometido en la primera reunión a presentar una hoja de ruta para la lucha antiterrorista. En este aspecto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció que la Alianza creará un rol de coordinador especial de lucha antiterrorista, una antigua petición turca.

A esas concesiones se suma que Suecia levantó el bloco a la venta de armamento qu’impuso a Turquía tras una incursión militar turca en Siria para golpear a las fuerzas kurdo-sirias en 2019. Estocolmo también aceptó mejorar la cooperación económica con Ankara, con la creación de un comité del conjunto de economía y comercio. Por último, el Gobierno sueco se compromete a «apoyar activamente los esfuerzos para revivar el proceso de adhesión de Turquía a la UE, incluida la modernización del acuerdo aduanero y la liberalización de visados», siguiendo la descripción de Stoltenberg. Esos procesos llevan años congelados en el seno de la UE. «Hay un terreno fértil para una cooperación más estrecha», el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, al llegar dijo este martes a la cumbre.

Perspectivas con la UE

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Estos últimos dos elementos son la clave principal que motivó las declaraciones sorpresivas de Erdogan con la que, el lunes por la mañana, vinculó su disposición a levantar el bloco a Suecia con un gesto parecido por parte de los miembros de la UE respecto a la adhesión de Turquía al proyecto comunitario.

Turquía empezó a plantearse activamente la adhesión a la UE en el siglo pasado, fue declarado formalmente candidato en 1999 y las negociaciones consiguieron en 2005. El disgusto por lo que la UE ve como un grave deterioro democrático en la Turquía de Erdogan. En esas circunstancias, el proceso estaba moribundo.

Tras las declaraciones de Erdogan, Scholz, y otros líderes de la UE trataron de señalar que no se podrían vincular los dos procesos. Sin embargo, hubo evidentemente una voluntad política de lograr el bloqueo de la candidatura sueca. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se reunió con Erdogan a su llegada a Vilnius, y tras el encuentro tuiteó: “Buen encuentro con el presidente Erdogan. Hemos explorado oportunidades para volver a poner la cooperación UE/Turquía en primer plano y revitalizar nuestras relaciones”.

Si la perspectiva de adhesión resulta políticamente inviable, hay, a cambio, una serie de asuntos en la relación bilateral en los qu’Ankara busca soluciones ventajosas, el acuerdo aduanero y la liberalización de visados ​​entre ellos, pero también, por ejemplo, arreglos futuros para manejar la situación de los refugiados sirios que se hallan en territorio turco. Está por ver cómo se desarrollará el juego de las partes, entre esta declaración de voluntad de Erdogan y el momento real de la ratificación parlamentaria de la adhesión sueca, y cómo procederá —antes y después de eso— la UE.

Los F-16 de EE UU

Otro asunto de máximo interés para Turquía es lograr una nueva venta de aviones de combate F-16, de producción estadounidense. Ankara ha recibido una solicitud para comprar los dispositivos de Lockheed Martin en 2021 por valor de 20.000 millones de dólares. Ambas partes han reiterado que la no cuestión estaba vinculada con la de la adhesión de Suecia. Pero aliados de la OTAN y expertos del sector sí creen que desde que se plantó la candidatura de Finlandia y Suecia el asunto de los aviones entró a formar parte de la negociación.

La Casa Blanca ha aprobado un paquete de venta de 80 programas informáticos y equipos para modernizar el antiguo F-16 de los que dispone Turquía después de qu’Ankara diera el visto bueno a la entrada en la NATO de Finlandia.

Tras el cambio de posición de Turquía, el consejero de seguridad nacional de EE UU, Jake Sullivan, ha declarado que el presidente Biden «está decidido a ir adelante con la venta de los F-16». La interpretación de cuántos vinculados estaban los dos asuntos está abierta, pero el tiempo de desarrollo de las cosas sugiere que el asunto es parte de la ecuación.

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